lunes, 4 de julio de 2011

Los 4 peronismos / Alejandro Horowicz


4 veces así de grande

Al final del ensayo, Horowicz deja abierta la puerta para un nuevo peronismo que rompa con lo dejado por el menemismo y más todavía, con lo dejado por la dictadura. Se entiende que el fenómeno kirchnerista no haya sido atrapado aún debido a que se trata de un análisis que empieza mucho antes de Perón, a mediados del siglo diecinueve y a principios del veinte, y que casi concluye con la llegada de la dictadura, si bien un epílogo intenta abarcar etapas posteriores.

Es interesante empezar por el final, por el mencionado epílogo, que dice: "¿A veinte años de la primera edición, la tesis que organiza el libro sigue siendo válida? ¿Los peronimos siguen siendo cuatro? ¿El menemismo resultó el cuarto, esto es, el que ya no tiene tarea histórica?"



 

Es en las dos palabritas que puse en negrita (tarea histórica) desde donde debe leerse la postura de Horowicz: en el desarrollo de la historia argentina el peronismo vino a romper con el trazado histórico que las clases oligarcas-terratenientes venían dibujando desde la construcción de la patria; algo que al radicalismo ni se le pasó por la cabeza.

Pero antes del final están las 300 páginas de este libro que cuenta con cinco ediciones, que ahora fue reeditado por Edhasa, y que ya había visto la luz en la imprescindible colección Biblioteca Argentina de Historia Política, de Hyspamérica.

En el desarrollo de la hipótesis (los peronismo son cuatro), Horowitcz (quien había estado a cargo de la colección Espejo de la Argentina, de Editorial Planeta: por ejemplo, allí salieron Robo para la corona, de Verbitsky; o Almirante Cero, de Claudio Uriarte) muestra un afán docente que le sale de maravillas, ya que por momentos la lectura es ardua. Y también muestra un afán polémico al disertar (al pelearse, bah) con dos antagonistas en la mirada hacia el peronismo, en la ignorancia o en la mala leche de la comprensión de las condiciones históricas que dan lugar a la etapa peronista: Jorge Abelardo Ramos y Juan José Sebreli. Por momentos, el tono de la discusión se hace casi personal. Y eso calienta las páginas del libro.

¿A qué llamo disposición docente? Horowicz hubiera sido un buen zurcidor (o zurcidora), ya que cose cose y después da la puntada para fijar lo cosido. Lo que pasaré a mostrar es la puntada teórica para algunos de sus conceptos. Aparte, me parece muy logrado el giro que utiliza: para decirlo de otro modo.

Entonces, para decirlo de otro modo:

-Y allí reposa condensada en una sola frase la tragedia de la historia argentina: los terratenientes son su clase nacional;

-La historia argentina puede reducirse a la historia de la consolidación del dominio terrateniente. Más aún: a la historia de la renta del suelo;

-Roca vence en tanto representa a los terratenientes de todo el país;

-Roca trazó los ejes de la historia contemporánea hasta 1930; Yrigoyen democratizó, muy limitadamente por cierto, el proyecto roquista;

-Ni Yrigoyen había intentado arrancar el poder político a la oligarquía roquista mediante métodos insurreccionales ni intentaba conservarlo sin su consentimiento expreso. La democracia radical era una democracia consentida y cuando perdía ese carácter se transformaba en un gobierno imposible;

-La historia del peronismo es la historia del ingreso de la clase obrera a la arena política nacional;

-La Sociedad Rural no era tan soólo un poderoso grupo de estancieros compuesto esencialmente por invernadores, sino que en sus filas militaban los hombres del riñón del sistema financiero nacional. Y los que refrendaron el pacto Roca-Runciman eran los representantes directos de la Sociedad Rural;

-Sebreli, en su libro Los deseos imaginarios del peronismo, produce un análisis del fascismo que resulta de una superficialidad abrumadora;

-Los intentos de reducir al fascismo a su violencia o a sus métodos no capturan su pasado dinamismo y se convierte en...un invento esclerosado (dice esto para sacar de encima la concepción fascista del peronismo);

-Sobre Jorge A. Ramos: la fuerza del lenguaje sirve a la debilidad de sus protagonistas y la ironía desplaza, reemplaza, la solidez argumental;

-El 17 de octubre es una movilización de masas opositoras, pero es legal; es derrotar a una de las dos fracciones militares en pugna, pero respaldando la más fuerte que no es la propia; es movilización, pero no es lucha; es obrera y popular, pero no tiene delimitaciòn de la política burguesa. Es una movilización por un jefe militar del movimiento obrero, sin movilización militar en derfensa del movimiento obrero;

-Así y todo, en la historia argentina es algo nunca visto puesto que es una movilización pacífica de masas obreras que violenta el fiel de la balanza donde discurre la política burguesa. Es decir, la clase obrera tomó partido en la disputa y su partido se denominó peronismo;

-El ejército que derrocó a PErón era el que Perón construyó ladrillo por ladrillo, el que adoctrinó a lo largo de años; el Ejército que derrocó a Lonardi era todavía el de Perón sacado de caja; pero el que reprime en los basurales de José León Suárez, el del 9 de junio de 1956, el que fusila a un general que se entrega confiado en la palabra desus camaradas, es otro Ejército. Es el Ejército de la Libertadora, contenido en el anterior, posible, subyacente, pero otro.

-En la muerte de Perón se balbuceaban las primeras sílabas del fin de una etapa histórica, iniciada en 1930, que con Isabel alcanzaría acabado perfecto.



Bueno, podríamos seguir, pero creo que hasta acá alcanza para entender la mirada y la forma con que Horowicz encara este ensayo que mezcla o interrelaciona el día a día de jornadas históricas (quizá necesario, pero donde la lectura conceptual se embarra y el hilo parece perderse) con conceptos teóricos como el fascismo o el napoleonismo (¿existe esta palabra?).


Un libro que requiere mínimo dos lecturas. Aunque con la primera alcanza para entender con claridad el dibujo de un recorrido que llega hasta nuestros días y que parece no tener fin.

2 comentarios:

  1. Podrías seguir y es evidente que con el adelanto ya uno se queda con ganas de leer todo el libro.

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  2. Como categoría incorporada al marxismo por Trotzky y Nahuel Moreno, existen los regímenes y/o gobiernos "bonapartistas". Puede haber una confusión ahí con lo de "napoleonismo". No creo que sea por parte del autor Horowicz.

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Yo digo: